miércoles, 8 de octubre de 2014

159'

Llevaba casi 24 h sin moverse, estaba tan agotada, sus pensamientos siempre desencadenaban en lo mismo:
Desde que era una cría la gente se percataba de que no era normal, quizas fuese mi forma de moverme, mi olor, realmente nunca supe que fue lo que me hizo estar sola durante tanto tiempo ni tampoco por que ese chico tuvo que llegar a mi vida.
 Era una tarde de verano cuando lo conocí. Hacía calor y estaba leyendo en un parque cualquiera, fui a beber agua y allí estaba posando al lado de la fuente haciendose algunas fotos con sus amigos. No había manera de no fijarse en el, alto, palido, pelo negro azabache y una sonrisa que podría mover mares. No podía apartar la vista de el y entonces me vio. Después de tanto tiempo sigo recordando como me sentí. Un escalofrio recorrio todo mi cuerpo mientras la respiración y el corazón se me paraban, no podía moverme, simplemente me paralizé, tiempo después supe que el sintió algo muy parecido por ello tardo en acercarse, pero se acercó. Nunca me había atrevido a mirar a una persona durante tanto tiempo a los ojos, pero con el era irremediable.
-Hola- dijo con una sonrisa nerviosa en los labios.
Reaccioné al escuchar su voz y le respondí con un "hola" agudo y nervioso.
Nos quedamos mirando sin decir nada durante un buen rato, no es que tuviese demasiada práctica en presentaciones así que realmente no sabía que decir.
-Me llamo Prax, no suelo... No suelo hablar a gente desconocida, disculpame
-No, tranquilo, yo, no estoy acostumbrada a hablar con gente.- Le dije rapida y nerviosamente.
-Podrías comenzar diciendome tu nombre, yo ya te he dicho el mio.
-Oh si- suspire- Me llamo Carla, encantada de conocerte.
Después de preguntarnos mutuamente que haciamos en ese lugar la conversación fue más fluida, llegamos a saber la edad del otro, lo que estaba estudiando y algunas cosas sin importancia. La charla fue corta pero intensa, mi corazón iba a mil y tenía la boca seca. Obviamente se tuvo que ir, sus amigos le esperaban entre miradas de incertidumbre. Le di mi telefono y el a mi el suyo junto con un beso de despedida. Al dia siguiente me llamó.
Pasabamos horas y más horas hablando, quedando, conociendonos, hasta ese momento nunca supe lo que era tener un amigo, aun que entre conversaciones nos besabamos, acariciabamos, nos dabamos la mano, sentir todo lo que sentí con el fue tan nuevo para mi, para el, fue tan único que nunca quise que acabase, a la semanas me dijo que estaria bien formalizar lo nuestro y empezamos a salir, a dormir juntos, a beber la presencia del otro. Conocí a más gente que me iba presentando, me descubrió un mundo entero, pasaba el tiempo y cada vez era más feliz, no sabía que podrá llegar a sonreir tantas veces al día.
Hubo una noche clave, la noche en que conocimos lo que de verdad eramos. Estabamos tumbados en el cesped de un rio cuando un perro se nos acercó, parecia agradable, grande, bonito, tranquilo... Pero reaccionó mal al oler a Prax, se volvió completamente loco, le ataco, mordió y habrió la brecha de lo que ahora sabemos, era la bestia de Prax. Comenzó a contorsionarse fuertemente, los huesos se desplazaban de forma extraña bajo su piel, el perro huyó, yo me quedé viendo toda la transformación, era grande, casi tanto como un coche, peludo, y caminaba a cuatro patas, gruñía y me miraba fijamente, era un lobo gigante, me quedé tan inmovil como el día en que lo conocí, pero esta vez algo dentro de mi cambió.
Dolor, solo sentía dolor, dolor mientras mis articulaciones desaparecian, mis musculos se hicieron agua y se volvieron a formar en torno a huesos mucho más grandes y fuertes, sentir todo mi organismo desde dentro como cambiaba provocó el mayor de los dolores, fisicos, que he sentido en mi vida. Pronto no reconocía lo que estaba a mi alrededor, estaba asustada y veía todo de forma muy diferente, más clara, no necesitaba luz para ver a travez de la oscuridad de mi entorno, me sentía grande y fuerte, pero había algo que quería salir dentro de mi, algo fuerte y horrible que me costó horrores controlar en ese momento, cuando vi a Prax quise tirarme encima suya, arrancarle el pescuezo, no era de mi raza, nisiquiera nos pareciamos, pero el fué el que actuó, me mordió en el cuello y me sometió a su voluntad, yo no quería luchar, simplemente quería que acabase todo eso. Y acabó, mediante un punzante dolor por todo el cuerpo volvimos a ser los que eramos, el seguía encima mía, pero esta vez en forma de humano, humano desnudo. Sentí verguenza pero apenas podía moverme, todo mi cuerpo estaba resentido.
-Eras un tigre-dijo en apenas un suspiro antes de desmayarse encima mía. Segundos más tarde fui yo la que perdió el conocimiento.

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